Estruendosos alaridos, gemidos, y quejidos
De notas rojas, rosas y violetas
Anuncian una noche perfecta
Y se van acercando sin prisa a mis oídos
Se ve alrededor los desechos del amor
Cajitas con dones mágicos
Y con poderes místicos
Que previenen y espantan el temor
Sigo al hechicero canto que proviene de un auto
Que palpita como el pálpito de mi corazón
Y finalmente veo el cuerpo de la canción
Y a los cantantes, que no notan a este incauto
No sólo cantan, también un bella danza bailan
Mezclándose uno con el otro
Haciendo de sus cuerpos un voto
En forma de cántico que a mis ojos agradan
Quisiera yo también poder cantar con ellos
Unírmeles y ser la tercera trinidad
Enseñarles para el canto mi habilidad
Y hacer aquella fiesta caníbal aún más feroz
Extasiado por el seductor espectáculo
Mi imprudencia me ha precipitado
Demasiado me he acercado
Me miran los cantantes desde su vehículo
Ya no hay notas rojas, rosas, o violetas que lleguen a mis oídos
La danza y la palpitación se han detenido
Y con mucha prisa los cantantes se han ido
Me he quedado solo, sin canto, sin baile, sin pálpito, y con frio
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Sandro es bastante musical, es un poema como música.
ResponderEliminarY quería decirte, es Madame, una sola m...