martes, 30 de noviembre de 2010

Quimeras

Vuelvo a las andadas. Estelas de nombres y momentos dejan mi barca sobre este mar de lágrimas de aguas dulces y saladas. Mi mirada se pierde en el rojizo horizonte de un atardecer perpetuo, siempre moribundo, lleno de esta media vida. Me pregunto si algún día, algún día anocheceré…

Las estrellas, como luciérnagas, juegan en el nigérrimo cielo que dejo atrás. Ay atrás… ¡cuánto dejo!: palabras, silencio, sonrisas, quebranto, mentiras, verdad… todo guardado en una maleta en un agujero negro supermasivo de recuerdos que ha devorado a todos los demás menos a mí. Huyo de ser devorado por la monstruosidad quien ya me ha quitado vidas, y ganado cada guerra y batalla.

Navego sobre un mar de celeste nostalgia bajo un cielo negro de reminiscencia comprimida, hacia horizontes de mañanas y tierras nuevas. Allí termina mi viaje lejos de las quimeras del pasado...

Destierro

¿Adónde te llevo ahora? Algún lugar entre recuerdos, entre sombras y luciérnagas, en cunas de nuevos amaneceres donde mi palabra nunca sonó y en tierras que mis pies nunca han tocado.
¿Adónde te llevo ahora? Algún lugar donde tu cuerpo no se manche con mis pecados del pasado, alguna cama que antes no haya profanado, allí entre los lirios y tulipanes, algún lugar entre el cielo y la tierra, algún lugar… ¿dónde? …¡¿Dónde?!
Toco tu piel tan distinta a la mía y desparece la vergüenza y desdicha de no ser digno de ti. Tu inmaculada hermosura es redimidora, soy pues bajo tu sombra hombre nuevo. Yo , el más impuro de los seres del abismo, vuelvo a tener alma; tú, mi alma…